(PRIMERA PARTE)
Tan sólo llevaba unos segundos allí…y nada más aparecer por la puerta ya se había convertido en el objetivo de una decena de vampiros ansiosos por probar su sangre.
Yo en cambio me conformaba con todo lo demás, y no pensaba dejar que ningún otro ser de este mundo (vampiro o no) le hincase el diente.
Era mía…
(1 Enero de 2011 – Unas horas antes…)
Llegué a la hora que Mina me había dicho. Todo estaba exactamente igual que el año pasado, nada destacable salvo unos cuantos vampiros sedientos esperando la llegada de su alimento.
- ¿Por qué tienen que esperar a comerse las malditas uvas para venir? Que aburrimiento…y que hambreeee.
Mina estaba deseando dar su espectáculo junto a su hermano Malco.
Éste consistía básicamente en menear el culo y provocar a la cantidad de jovencitos y jovencitas que venían en busca de emociones distintas, y porque no, para pasar el rato con seres tan bellos como peligrosos.
Y poder decir “¡Guau! ¡Me he acostado con un vampiro!”
¿Qué importaban los días de mareos, cansancio extremo y las posteriores anemias tras la perdida de sangre, pudiendo decir a tus padres que has ligado con un ser que puede matarte si le da por beber durante un par de segundos más de lo necesario?
En fin…supongo que hablaba por mi mala experiencia con ellos, pero desde luego no me quedaba ninguna gana de volver a repetirlas.
- Ten paciencia hermana…llegarán pronto… - la voz de Malco era tan suave y ambigua que resultaba casi imposible saber si era una mujer o un hombre quien hablaba.
Aunque al menos en esa ocasión se había dejado algo de perilla para no confundir demasiado a las chicas.
Sé que no soy nadie para hablar y en alguna que otra ocasión también me han confundido (de espaldas sobre todo), pero mi voz dejaba claro desde el principio lo que tenía entre las piernas, sobre todo cuando soltaba la bordería pertinente.
- ¡Valo! ¡Has llegado! – gritó Mina cambiando de gesto al instante.
Las miradas de varios vampiros sentados en los divanes se posaron en mi figura.
- Si, y gracias por anunciarlo por todo lo alto.
A la mierda el pasar desapercibido…
- Te estábamos esperando – Malco se acercó plantándome un beso helado en la mejilla, cerca de la comisura de los labios – estás estupendo…como siempre.
Le miré de reojo, mordiéndome la lengua.
- Gracias – contesté secamente.
Mina nos miraba con los ojillos iluminados, a saber que estaba pasando por su cabeza en esos momentos (nada bueno, seguro).
- Ains… - suspiró.
Y no era la única…
- Creo que iré a preparar las cosas – dije sintiéndome de repente un poco incómodo por tanta miradita.
- ¿Quieres que te ayude? – se ofreció Malco amablemente.
- No gracias, no quiero que te ensucies ese umm…atuendo de Año Nuevo.
- Como quieras…- contestó acariciándome el hombro con la yema de sus dedos – si me necesitas estaré aquí…esperándote.
- Adsadkq asdad jdjkas efjsdf – o era un nuevo idioma vampírico o a Mina se le habían atragantado las uvas antes de tiempo.
Me fui con mis cosas y empecé a preparar todo lo necesario para el concierto de esa noche, tenía tiempo de sobra así que después aproveché para ensayar algunos temas.
Para esa noche había preparado uno nuevo titulado “Gone with the Sin”, que había compuesto especialmente para ella pensando en el día que nos conocimos.
“I love your skin oh so white
I love your touch cold as ice
And I love every single tear you cry
I just love the way you're losing your life”
- Es muy bonita.
La voz procedía de una joven de pelo blanquecino bastante hermosa, tenía un extraño color de ojos, de la misma tonalidad que su cabello y apenas se le notaban las pupilas. En un principio pensé que era ciega, pero veía perfectamente.
No era vampiresa, fue lo único que pude percibir al estar junto a ella, pero tampoco parecía una humana corriente.
- Gracias – contesté dejando de tocar y posando la guitarra a un lado.
- Está inspirada en alguien ¿verdad?
Asentí, no muy seguro de querer hablar de ello con una desconocida. Pero había algo en ella que me inspiraba confianza, y desde luego no parecía estar allí para hincarme el diente al ser de los pocos vivos que había, lo cual era de agradecer. De hecho ni siquiera parecía interesada en ligar conmigo.
- Se nota – contestó esbozando una sonrisa - tus ojos expresan más sentimiento aún que tus palabras.
Me encendí un cigarrillo mientras hablaba y le ofrecí dándole una calada, ella negó con un gesto educado.
- ¿Tanto se nota?
- Bueno, yo lo noto. Pero no te preocupes, para el resto seguro que sigues siendo un tipo frío que sólo toca por compromiso.
Cada vez me resultaba más intrigante esa muchacha.
- ¿Cómo lo sabes? Quizás me vayan estos rollos…
- Por la cara de asco que pusiste al entrar – dijo riendo.
Tenía una risa muy agradable y un tono de voz juvenil y dulce. Por su aspecto no aparentaba más de veinticinco años.
- Me llamo Merced.
- Encantado Merced, yo soy Arian. Aunque aquí me conocen como Valo.
- Un placer.
- Acércate si quieres, no muerdo…y creo que soy de los pocos que pueden decir eso por aquí – bromeé.
Volvió a reírse tímidamente.
- ¿Y tú qué haces aquí? – Pregunté con curiosidad – no pareces de las chicas que suelan frecuentar la compañía de chupasangres.
- He venido buscando a alguien – contestó y por su tono de voz pude notar que estaba algo preocupada – pero me temo que no está.
- ¿Un vampiro? Quizás pueda ayudarte, conozco unos cuantos.
- Si, pero él no…- miro alrededor, fijándose en el resto de vampiros de la sala – él no frecuenta estos sitios.
- ¿Entonces porque lo buscas aquí? – pregunté extrañado.
- Era mi último recurso – contestó con gesto apenado – pero me temo que he venido para nada.
- Bueno para nada no – contesté adoptando un tono de voz más profundo y teatral – ya puedes decir que has conocido al apuesto “Conde Valo”.
Normalmente no bromeaba con los desconocidos, pero actuar como un payaso a veces las hacía sonreír, y la verdad es que me alegró ver que funcionaba y su gesto preocupado se suavizaba un poco.
- ¿Conde Valo? – Preguntó divertida – parece sacado de una novela cutre.
“Ouch”
- Es que está sacado de una, pero no se lo digas a nadie.
Su sonrisa se ensanchó y se sentó a mi lado mientras yo quitaba los cables que había cerca.
- Tengo que irme – dijo colocando las manos en su regazo de forma educada – pero me encantaría terminar de escuchar esa canción.
La miré durante unos instantes y volví a coger mi guitarra, comenzando a acariciar las cuerdas para volver a tocarla. Recordando mientras lo hacía aquella noche en la que rocé su piel por primera vez.
Aquella noche en la que casi la pierdo a manos de ese vampiro, y en cuya desesperación me iluminó como la tímida luz de una vela en medio de la oscuridad.
“I love your skin oh so white
I love your touch cold as ice
And I love every single tear you cry
I just love the way you're losing your life
Ohohohohoh my Baby, how beautiful you are
Ohohohohoh my Darling, completely torn apart
You're gone with the sin my Baby and beautiful you are
So gone with the sin my Darling
I adore the despair in your eyes
I worship your lips once red as wine
I crave for your scent sending shivers down my spine
I just love the way you're running out of life
Ohohohohoh my Baby, how beautiful you are
Ohohohohoh my Darling, completely torn apart
You're gone with the sin my Baby and beautiful you are
So gone with the sin my Darling”
(Horas más tarde…en la Compañía Shelüne)
- Vamos Francessco, no es tan difícil…tienes que ir allí y…
Sólo necesitaba un pequeño empujoncito.
- …no puedo…soy un cagado.
Francessco no podía dejar de dar vueltas al mensaje de las narices. ¿Por qué había salido huyendo de esa forma?
- Ahora pensará que soy idiota… ¡o...pensará que soy de la otra acera!
Al cabo de unos segundos Violeta apareció echa una furia en el baño de hombres, sin molestarse en preguntar si estaba ocupado.
- ¡Tú debes ser tonto! o eso...o te van los tíos.
Fran vio su reflejo a través de espejo, y cerró los ojos unos instantes esperando que sólo fuese una aparición ocasionada por beberse dos copas de ron en un tiempo record.
- ¿Cómo se te ocurre dejar pasar una oportunidad así?
- ¿Oportunidad? No sé de qué me hablas…- contestó adoptando un gesto sonriente y algo despistado.
“A ver si cuela…”, pensó.
- Oh no…conmigo no te hagas el tonto señorito, ya estás moviendo el culo ahora mismo y yendo a su cuarto para…
- ¡Eh! – la cortó antes de que lo dijese - ¿A qué viene esto? Estaba cansada y no quería molestarla, además ahora estará durmiendo y ya sabes que es malo despertar a las personas cuando…
- ¡Cuando leches!
- Pero bueno… ¿se p-puede saber qué te pasa? ¿Por qué te enfadas así y porque tanto empeño por…? – le daba un corte tremendo pensar en ello, y decirlo ni te cuento – por…eso.
Violeta le miró con el ceño fruncido, extrañada por un comportamiento tan impropio de un hombre, y encima italiano. De haber sido su primo, Alidaen debería ir ya por el tercero por lo menos.
- No me digas que tú también…
- Yo también…
- ¡Eres virgen!
Francessco se puso como un tomate, colocando las manos delante suya y moviéndolas nervioso.
- N-no, n-no…claro que no…espera…¿¿ella también?? – preguntó sorprendido y al mismo tiempo aliviado sin saber porque.
- ¡Si! Quiero decir…no del todo – contestó con una mueca - casi casi por decirlo de alguna forma…
- ¿Casi casi?
- ¡Que te calles y dejes de hacer preguntas! – le ordenó.
A pesar de su altura y de que casi siempre andaba por ahí sonriendo Violeta imponía bastante cuando se enfadaba, aunque seguía sin tener muy claro porque se ponía de esa forma…
Notó como ella aspiraba aire profundamente y se tranquilizaba un poco.
- Veamos…a ti te gusta Alice ¿no?
- Bueno…es ummmm…- “¿porque tienen que hacerme siempre estas preguntas? Luego no quieren que me quede encerrado en mi cuarto con el ordenador…las mujeres son muy difíciles” – guapa, sí.
- Guapa…- repitió con una ceja arqueada.
- Eso he dicho.
- Tú eres tonto.
- P-pero ¡¿Por qué?!
- ¡Ve a su cuarto ahora mismo y hazla feliz!
- Si claro, qué fácil es decirlo…- “cuando tienes experiencia”, pensó.
- ¡Que vayas!
- ¡Joder! ¡Qué genio! Ya voy mujer…me estaba arreglando un poco… - mintió.
Violeta se tomaba demasiado en serio eso del empujoncito, menudo carácter tenía.
Francessco adoptó una pose más segura mientras caminaba, esbozando una sonrisita que fue volviéndose más nerviosa a medida que caminaba por el pasillo y se acercaba al cuarto de Alice.
No sabía qué debía hacer, y tampoco qué decir. ¿Debía actuar como su primo e ir al grano o tomárselo con calma?
Se quedó contemplando la puerta pensativo, con el puño en alto listo para llamar.
Ni si quiera estaba seguro de querer hacerlo, ¿y si no estaba preparado?
“Recuerda que tienes veintisiete años y no has estado nunca con una chica”
Y ella…no era una chica cualquiera.
Era preciosa, divertida y la única que se reía con sus chistes. Hasta tenía un toque friki con esas orejas de punta a lo Galadriel.
Le gustaba bastante y ella también parecía cómoda con él, pero no era la primera vez que conocía a una chica y esta le daba calabazas porque le gustaba sólo como amigo.
Pero en aquella ocasión no dejaría que pasase lo mismo, apenas se conocían y era el momento para lanzarse y hacerle ver que no era un chico con el que poder ver pelis y jugar a las cartas nada más, qué podía seducirla y…
“Toc Toc Toc”
- Merda – susurró dándose cuenta de que ya no había marcha atrás.
Pero nadie contestó y volvió a probar, tocando con más energía.
- ¿Alice…?
“Quizás esté durmiendo, mejor no la molesto” “No Fran…no te eches atrás ahora”
Abrió la puerta con cuidado y asomó la cabeza lentamente, el cuarto estaba a oscuras y helado. Pudo ver que había dejado la ventana abierta y la luz de la luna iluminaba en parte la habitación, fijó la vista en su cama…pero allí no había nadie.
- Pues vaya…
Se dio la vuelta echando un vistazo por el pasillo y Violeta apareció enseguida.
- ¿Qué ocurre?
- ¡Pero bueno! ¿vas a seguirme toda la noche?
- ¿Eh? ¡No! ¡Claro que no! No te preocupes que sólo estaba cotilleando…quiero decir caminando…hacia mi cuarto, duermo al lado ¿lo sabías? Pero mira que sois egocéntricos los tíos… - murmuró por lo bajo.
- Alice no está en su cuarto – dijo preocupado.
- ¡¿Cómo?!
- Pues eso, y la ventana está abierta así que…
En ese momento vio aparecer a Janne, que estaba a medio vestir con un ligero pantalón de pijama. Su enorme torso estaba a la vista, ausente de vello como era común en los de su etnia y surcado de cicatrices, algunas bastante grandes.
Con semejantes especímenes rondando por allí luego no quería ser el amigo majo.
- ¿Qué pasa? – preguntó caminando directo hacia el cuarto de Alice y parándose en el marco de la puerta al ver la ventana abierta.
- Se ha ido…- contestó Violeta tapándose la boca preocupada.
Ni siquiera se molestó en buscarla dentro de la compañía, nada más ver su cuarto vacío se dirigió hacia la ventana dispuesto a saltar por ella.
- ¡Espera Janne! ¿Vas a salir así? ¡Te vas a helar! ¿Además donde piensas ir a buscarla?
Francessco entró detrás de él, y su mirada se posó directamente en el escritorio de la joven.
- Como no haya ido al cine a ver la última de Crepúsculo, mirad todos estos libros, parece ser que ha estado bastante interesada últimamente en las novelas de vampiros.
- Vampiros… - repitió Janne con su ceño aun más ceñido que de costumbre, sospechando a qué podía haber ido.
Ángela apareció de pronto, con un Lande despeinado y con la camisa mal abrochada detrás.
- Ha ido al Darkness – dijo en un tono de voz bajito.
- Pero si está cerrado… - contestó Violeta.
- Te dije que tenías que haber mantenido el pico cerrado Viole, ahora a saber…
Un golpe seco y potente hizo que todos corriesen hacia la ventana para ver que había pasado.
Al hacerlo vieron a Janne con una rodilla clavada en el suelo incorporarse rápidamente para perderse en la oscuridad.
- ¡Janne ten mucho cuidado! – gritó la pelirroja – espero que esté bien – murmuró sintiéndose culpable por haberle metido esas ideas en la cabeza.
- Tranquila, la traerá con vida - le tranquilizó Ángela – espero…
Francessco se cruzó de brazos,
apoyándose en el marco de la puerta con
gesto ausente y Lande se revolvió el pelo mirando la escenita con cara
de no enterarse de qué iba el asunto.