lunes, 9 de diciembre de 2013

¡Un viaje al pasado! (Nuevo capítulo)

Y por fin llega el momento de revelar quién era la peculiar chica de la imagen de Facebook...jijiji creo que nadie lo adivinó :P

Me ha costado bastante, pero espero que los problemas con el juego no me retengan de nuevo tanto tiempo, aunque me parece que el fallo no está del todo solucionado y aun me sigue dando el pantallazo azul de vez en cuando (kernel data inpage error o algo así >_<), pero vaya, lo importante es que de momento puedo volver a iniciar el juego y me va más o menos, así que puedo ir sacando imágenes para los siguientes capítulos.

En breve subiré también otro nuevo capítulo en mi otro blog (Errores Reincidentes) para quien quiera leer mi otra historia ^^

Espero que este capítulo os de ganas de más y os revele más cosillas que poco a poco se irán descubriendo a lo largo de la temporada y el final del relato Golpes del Destino. Ya nos vamos acercando al final de esta temporada, así que si no me alargo demasiado terminarán aclarándose pronto muchas de vuestras dudas.

¡Besazos y gracias por leer!

Capítulo XXIII: Un Viaje al Pasado I

(PRIMERA PARTE)

Riverview - 1 de Marzo de 2011 -

Música: Jason Isbell and The 400 Unit - Go It Alone

Nada más firmar mi contrato en la Compañía preparé mis cosas y emprendí el camino al pueblo donde Alidaen se había criado, esperaba encontrar más información sobre ella y ese chico al que tanto nombraba en mi presencia. Thaerion.
Fue un viaje tranquilo, quería tomarme mi tiempo tanto dentro de la investigación como en la carretera, y pude disfrutar de un paisaje distinto al de la ciudad, rústico y lejos de la ajetreada vida a la que estaba tan acostumbrado últimamente.

Hice varias paradas antes de llegar, pero viajé durante la noche para no perder demasiado tiempo en moteles de mala muerte que tan malos recuerdos me traían.

Y al atardecer de mi segundo día de viaje llegué a mi destino.

Riverview.
Había leído un poco sobre el pueblo, lo típico…buenas vistas, buena gente y un índice de criminalidad prácticamente inexistente. Te lo vendían bastante bien en las guías de viaje, por no hablar de las páginas webs creadas por algunos de sus habitantes más aburridos.

No era raro pensar que un hecho como el de meses atrás, en la que un importante empresario desaparece y aparece semanas después ahogado en el lago iniciase todo tipo de rumores de los que yo podría nutrirme para crear mi propio escenario sobre lo ocurrido.

Seguramente la gente allí tendría todo tipo de historias y estarían deseando contarlas a los pocos desconocidos que pasasen por allí preguntando por cotilleos jugosos.

Pero para mi sorpresa, la gente allí no parecía muy dispuesta a hablar con desconocidos, y menos a dar detalles sobre lo ocurrido. Nada más llegar noté que la gente me miraba con desconfianza y extrañeza al acercarme a ellos.
Pregunté a varias personas por la calle, haciéndome pasar por un detective privado usando una de mis distintas identidades, y lo poco que pude averiguar no me sirvió de nada, salvo para sospechar que allí todo el mundo intentaba olvidar lo ocurrido.

¿O quizás ocultarlo?

Sobre Hamming, todos coincidían en que era un buen hombre, que ayudaba mucho al pueblo y no merecía un final como aquel. Más de uno sospechaba de su secretaria, y el nombre de Alidaen apareció en varias conversaciones.

Sobre ella, las opiniones no eran muy distintas a lo que había leído anteriormente. 
Supuestamente había sido una chica problemática desde su infancia, con un retraso bastante acusado con respecto al resto de chicos de su edad debido a su pobre educación. Me indicaron el lugar donde se había criado junto a su abuela y decidí visitarlo al día siguiente, cuando amaneciese.

Por último intenté averiguar algo más sobre Thaerion, y misteriosamente nadie en el pueblo recordaba al muchacho. Era como si nunca hubiese existido, y los pocos que lo recordaban lo hacían vagamente y sin dar muchos detalles, salvo su nombre y poco más.

En principio no le di demasiada importancia, de todas formas a esas horas era difícil encontrar demasiada gente a la que preguntar fuera de sus casas. Así que decidí tomarme un descanso y parar por un bar al que me habían recomendado ir si quería información.
El “Winchester” era el local de moda del lugar, y por lo que vi lo era desde la época colonial (por lo menos).
Y como en todo garito de mala muerte que se precie me dieron una cálida bienvenida.

-          ¡Mira por dónde vas, gilipollas! – gritó un tipo tamaño cómoda (porque a ropero no llegaba), que apestaba a vómito y alcohol.
-          No soy yo el que no distingue entre persona y puerta de roble, así que aparta – contesté continuando mi camino.

Pero el tipo se volvió y me empujó contra el marco de la puerta.

- ¡¿Me estás vacilando?! - me quedé quieto mirándole fijamente, y al cabo de unos segundos su mirada turbada por el alcohol adoptó un gesto que pasó de la ira a la sorpresa, y después al terror en cuestión de segundos - T-tú...n-no puede ser...- comenzó a tartamudear trastabillando hacia atrás cómicamente, como si acabase de ver a su peor pesadilla.
Normalmente le habría seguido ignorando hasta que se cansase de hacer el capullo, pero estaba claro que me había confundido con alguien, y podía imaginar con quién. Di un paso hacia él para cogerle de la pechera antes de que saliese por patas, pero alguien me detuvo agarrándome del brazo.

El tipo huyó antes de que pudiese detenerlo y me volví para mirar ceñudo a la persona que tenía a mi lado.

-          No pierdas el tiempo con él, no merece la pena.
Era una mujer de unos treinta años, una preciosidad tatuada y con pintas punk que a pesar de su aspecto no me hizo perder el interés en aquel borracho.

-          Acabo de perder una buena oportunidad de saber qué coño pasa en este pueblo conmigo, así que espero que tengas una explicación del porque me has detenido.

-          Tranquilo chico duro - La chica colocó una mano en su cadera y sonrió mirándome como si me tratase del típico tío que va buscando broncas por donde pasa - Para empezar Tom está demasiado borracho para decirte algo coherente.

-          Y supongo que ya no podré comprobarlo por mí mismo.

-          Seguramente puedas alcanzarlo aun – se dio la vuelta sin dejar de mirarme e hizo un gesto hacia el interior del bar con la cabeza - pero yo puedo ofrecerte lo que buscas y soy mejor compañía.

Me quedé contemplándola a través de la puerta de cristal mientras caminaba muy segura hacia la barra y le decía algo al camarero, esperando, como no, que fuese detrás de ella como un perrito faldero.
Me gustaban las tías seguras de sí mismas, más aun si no se andaban con tonterías, pero últimamente no estaba muy por la labor de bailar al son de ninguna mujer para llevármela a la cama.

Esperaba que tuviese información que pudiese interesarme y seguir mi camino, aunque debía admitir que prefería su presencia a la de aquel paleto beodo.

-          Me alegra que hayas decidido invitarme a una cerveza.

-          No he venido aquí a ligar – dije claramente – así que espero que merezca la pena.

Volvió a sonreír e hizo un gesto al camarero para que nos atendiese.
-          Mejor, me gustan los retos – contestó volviéndose hacia  la barra - Sam, un par de cervezas. Invita él. Por cierto, me llamo Zoe.

-          Arian.

El camarero me echo una ojeada como el que sopesa a su posible adversario. Seguramente habría tenido algún lío que no terminó de cuajar con la chica del pelo rosa, y yo me había convertido sin quererlo en uno más que engrosase su lista de capullos indeseables.
Dejé mi billete sobre la mesa y le di lo que sobraba en propina como señal de buena fe. Él dejó un par de botellines, unos quicos rancios y se fue a atender al resto de clientela y limpiar las mesas.

-          ¿Qué vienes buscando en un pueblo como este? Está claro que eres un chico de ciudad.

-          Creía que tú lo sabías – esta vez fui yo el que adoptó una actitud algo sobrada para darle de su propia medicina -  ¿O era sólo una estratagema para entrarme?

Ella volvió a mirarme fingiendo curiosidad.
-          ¿Y qué pasa si es así?

-          Que ahora mismo estaría perdiendo el tiempo, y eso es algo que no me gusta demasiado.

-          ¿Sabes que esa no es forma de ligar con una chica?

-          Ya te he dicho que no he venido a ligar. Así que iré al grano. Estoy buscando información sobre una tal Alidaen y su supuesto novio.

-          Thaerion.

Me sorprendió que fuese tan directa, era la primera persona que decía ese nombre sin titubear, lo cual hizo que me alegrase de no haber seguido al otro tipo, aunque empezaba  a tener mis sospechas sobre él.
-          Así es ¿le conoces?

-          Puede, por aquí no se suele hablar de él.

-          Ya me he dado cuenta, pero no parece que en tu caso sea un problema.

-          No lo es.

-          ¿Y tú me hablarás de él?

-          Depende de las birras a las que me invites.

Me guiñó el ojo y dio un trago a su nueva cerveza, acercando la boquilla a sus labios de una forma muy sugerente.
Normalmente le habría seguido el juego y habría intentado continuar con el interrogatorio en un lugar más íntimo, pero decidí comportarme como un caballero y mantener la compostura.

-          Está bien. Comienza hablándome de ella, a poder ser para decirme algo más que pueda servirme de ayuda y no sea que era una marginada y le gustaban los chicos rebeldes.

-          A ella sólo le gustaba un chico, y si, era un rebelde. Pero estaba loco por ella – el gesto de su ceño al decir esto hizo que tomase mis propias conclusiones, pero no dije nada y dejé que continuase hablando – apenas tenían contacto, los dos eran muy suyos…y sobre todo él, no solía relacionarse con nadie y lo único que hacía era observarla desde la distancia.

-          ¿Tú los conocías en persona?

Guardó silencio unos segundos y me miró fijamente, después asintió con un leve cabeceo y dio otro trago.
Música: Sun Kill Moon - Alesund

-          A él más que a ella. Era un buen chico, y yo era una de sus pocas amistades.

-          Hablas de él en pasado ¿Sabes si le ocurrió algo?

-          Desapareció sin más, dijeron que se había ido a vivir a casa de unos familiares, fuera de la ciudad. Pero yo sé que su única familia vivía en Riverview.

-          ¿Y ella cómo se lo tomó?

-          Pues mal, dejó de aparecer por el instituto y volvió a encerrarse en su mundo. Los chicos del pueblo hablaban mal de ella, comenzaron a expandir rumores absurdos sobre que estaba embarazada y que él había desaparecido porque no quería hacerse cargo del niño, después dijeron que el señor Lehmann le había pagado el aborto, que se acostaba con cualquiera. Ya sabes lo capullos que pueden ser una panda de adolescentes humillados. Con el tiempo comenzaron a decir que tenía un lío con su tutor. Se armó una buena.

Su tutor, el mismo que desapareció también de forma misteriosa.
-          Por lo que me cuentas parece que todos hicieron piña contra ella. ¿Y no crees que nada de lo que decían era cierto?

-          No creo que Thaerion la dejase preñada, ni tampoco que ella fuese de las que se acuestan con todos. Solía ignorar bastante a los chicos de su edad. Pude observarla durante mucho tiempo y sólo se relacionaba con Lehmann y su mujer. Tras la marcha de Thaerion la vi muy apagada, la verdad es que me daba algo de pena – hizo una pausa para seguir bebiendo y saludó a un par de chicos que entraron en el bar - Sobre lo de Lehmann…tampoco lo puedo confirmar, aunque es cierto que estaban muy unidos y su mujer no es que le tuviese a ella mucho aprecio.

-          Por lo que tengo entendido Lehmann también desapareció.

-          Así es, y no fue el único tipo que estuvo cerca de ella que lo hizo. Supongo que habrás oído hablar de Hamming.
-          El empresario.

-          Sip, ella trabajaba para él.

-          ¿Tú también piensas que ella tuvo que ver con su desaparición?

-          No lo sé, es raro la verdad. Apareció muerto en el mismo lago donde solía verse con Thaerion cuando eran críos. Era de las pocas personas que solían ir allí, y justo en ese momento desapareció sin dejar rastro. La verdad es que es sospechoso.

-          ¿Y crees que ella tendría algún motivo para matarlo? Al fin y al cabo era su jefe y el que pagaba sus facturas.

La chica recapacitó unos segundos antes de continuar hablando.

-          Creo que si lo hizo los tendría. La he visto y sé que sabe defenderse, y que no duda en hacerlo cuando corre peligro.

Aquello coincidía perfectamente con lo poco que conocía de Alidaen, yo mismo le había visto defenderse y enfrentarse a un grupo sediento de vampiros. Aunque no fuese de forma muy inteligente.
-          Pero todo el mundo habla maravillas de ese tal Hamming – dije intentado averiguar su opinión sobre él - era un hombre con una reputación intachable.

Cosa que aumentaba mis sospechas hacia él, pocas personas llegaban tan lejos sin pisar a nadie y sin dejar rastro de mierda, por inodoro que éste fuese.

-          Hamming era un capullo, lo que pasa es que este pueblo está lleno de lameculos. Además, cuando alguien muere la gente tiende a ensalzar sus virtudes y olvidar el resto.

Me empezaba a gustar esa chica, al fin encontraba a alguien coherente en ese pueblo que no pareciese seguir al rebaño de paletos de turno.

-          ¿También le conocías?

-          No mucho, pero conozco bien a los tipos como él que se creen que por ser guapos y ricos pueden tener todo lo que desean.

-          ¿Así que sospechas que no era buena persona por ser rico y guapo? – pregunté esbozando una ligera sonrisa mientras bebía con ella.

Ella se apoyó en la barra y alzó el mentón orgullosamente.

-          Exacto – contestó rotundamente mientras me miraba de arriba abajo - Al igual que lo sospecho de ti.
-          No sé si debería sentirme halagado o no por ello…

-          Deberías. Te he llamado guapo…y que tienes pinta de tener dinero.

La conversación comenzaba a desviarse un poco, pero el alcohol empezaba a soltarme la lengua y me apetecía seguirle el juego al tiempo que me ganaba su confianza. Estaba demostrando ser una buena veta de información.

-          ¿Y qué te hace pensar eso?

-          He visto la monada que has traído al pueblo, y acabas de soltar un billete de veinte para pagar dos cervezas y dejar todo el cambio.

-          ¿Era de veinte? No me di cuenta - era una excusa muy pobre, pero no quería quedar como un capullo.

No entendía porque hacía esas cosas, supongo que le daba demasiado poco valor al dinero y que cuando me sobraba me quemaba un poco en los bolsillos. O eso o que era idiota y mi subconsciente quería caer bien al camarero.

-          Ha sido una sobrada – comentó ella como si nada – pero por suerte para ti me gustan las personas de dudosa reputación.
-          Oh ¿Y ahora me estás juzgando por ofrecer una buena propina?

-          Te juzgo por no ofrecerme otra cerveza si tanto dinero te sobra en el bolsillo.

Sonrió y me mostró la botella casi vacía antes de dar el último trago que le quedaba. Llamé al camarero y pedí otras dos cervezas, esta vez intentando pagar lo justo y sin propinas, pero el tipo se negó a cobrarlas.

-          Esta vez invita la casa – dijo lanzando una miradita a mi acompañante, a la que ella respondió con un seductor guiño.

-          Gracias Samy.

-          De nada encanto.
Noté que entre los dos había bastante buen rollo, y que el ánimo del camarero había cambiado bastante desde que llegué. ¿Al principio le daba asco coger mi dinero y ahora me invitaba a unas cervezas? Era cuanto menos raro, pero decidí no darle demasiada importancia y seguir a lo mío.

El coqueteo con la guapa de los tatuajes no estaba mal, pero quería seguir ahondando en el tema, y recordé que había dicho que Thaerion sólo tenía familia en el pueblo. Lo cual me parecía extraño pues todo el mundo actuaba como si no lo conociese de nada.

-          ¿Qué me puedes contar sobre la familia de Thaerion?

Ella apartó la mirada del camarero y volvió a centrarse en la conversación.

-          Que eran cuanto menos pintorescos.

-          ¿A qué te refieres? – pregunté extrañado.

-          No sé, debían pertenecer a una secta de estas raras. Vestían como si viviesen en la Edad Media y no se relacionaban con nadie. El único que trataba con los de fuera era Thaerion y su padre no lo veía con muy buenos ojos.
-          ¿Una secta?

-          Si, o algo así como los grupos estos que viven apartados de la sociedad y parecen vivir en otro mundo. Rechazaban la tecnología, la ropa actual, incluso cultivaban su propia comida y criaban su propio ganado. No sé, eran bastante raros. Y peligrosos. La gente del pueblo no les tenía mucho cariño, los temían.

-          ¿Peligrosos?

-          El padre de Thaerion y sus hermanos entrenaban todos los días con espadas, y mataban con sus propias manos a los lobos que se acercaban a su ganado. Incluso algunos decían que los adiestraban para que nadie se acercase a su territorio. Seguramente fuesen exageraciones, como todo. Pero la verdad es que nunca me atreví a visitarlo a su casa, se notaba que Thaerion temía bastante a su padre.

-          ¿Qué ha sido de su familia? ¿Siguen viviendo en el pueblo?
-          No, se marcharon hace años.

Noté que con esto último era bastante más escueta, y traté de ahondar un poco más para comprobar que no eran imaginaciones mías, pero lo cierto es que se negó a seguir hablando del tema. Evadiéndolo o llevándolo sutilmente por otros derroteros.

Cada vez que intentaba averiguar más sobre la familia de Thaerion, ella se cerraba en banda o intentaba ligar conmigo sabiendo que no obtendría lo que quería.

Probé a invitarle a más cervezas y hacer que se soltase un poco más, pero al final obtuve un resultado que desde luego no esperaba conseguir pero tampoco me extrañaba.

-          Me parece que ya me has hecho beber mucho y hablar más aun… - comenzó a decir con una pícara sonrisilla y la mirada nublada por el alcohol - y no seguiré haciéndolo a no ser que me des una vuelta en esa maravilla que tienes aparcada fuera y te tomes la siguiente en mi casa.
Suspiré para mis adentros, pues aquello significaba que pasase algo que realmente, y aunque me apeteciese porque la chica estaba muy bien, no quería. Así que decidí que ya era hora de cortar la conversación y tratar de seguir buscando por mi cuenta.

-          La verdad es que estoy algo cansado, he hecho un viaje muy largo y pretendo hospedarme en algún lado y dormir toda la noche. Mañana me queda un largo día por delante.

-          Puedes quedarte en mi casa si quieres.

-          No creo que sea una buena idea – contesté algo turbado por su insistencia.

-          Te prometo que no haré nada que tu no quieras – contestó enseñando las manos para que viese que no cruzaba los dedos – además, tengo algo que puede que te interese ver.

Eso último obtuvo el resultado que esperaba, pues consiguió avivar mi curiosidad.

-          ¿De qué se trata?
-          Te puedo enseñar el motivo por el que todos aquí te miran tan raro.

-          Creía que miraban así a todos los desconocidos.

-          ¿Hay trato o no hay trato?

-          Espero que merezca la pena.

-          Te aseguro que no quedarás insatisfecho – contestó insinuante.

Esa respuesta no era precisamente la que quería oír, o más que nada no lo era la forma en que me miró. Siempre que una mujer me miraba de esa forma acababa en cueros.

Pero no podía dejar perder una oportunidad así, por lo que finalmente accedí a ir a su casa, dándole antes una vuelta en mi moto.

sábado, 30 de noviembre de 2013

Ausencia por muerte de memoria RAM

¡Buenas a tod@s!

Como ya avisé por Facebook, llevo ausente tanto tiempo porque me es imposible entrar al juego para poder sacar las imágenes de los Sims 3. Desde hace más de un mes mi ordenador empezó a dar problemas serios que me llevaron a tener que formatear el ordenador. Durante unos días después del formateo pude instalar el juego y echar un par de partidas de prueba, pero una semana después, cada vez que intentaba iniciarlo me saltaba el mismo pantallazo azul de antes del formateo, y esta vez impidiéndome entrar de cualquier modo al juego.

He probado varios tutoriales para intentar localizar el problema, pero todo apunta que es cosa de RAM y que voy a tener que comprar un nuevo módulo de memoria. De todas formas no estoy 100% segura de que sea eso y no sea cosa del disco duro, pero como yo no soy una gran entendida de temas de Hardware y me da miedo andar trasteando mucho con las tripas del ordenador tendré que esperar unas semanas hasta que la persona que puede ayudarme venga a mi casa y trate de solucionarlo.

Así que he decidido avisar también por aquí para que los que no tengáis Facebook.

Que sepáis que aun así sigo dándole caña a la escritura, y que no he dejado de lado del blog por motivos de pereza ni porque no desee continuarlo. Estoy deseando poder seguir publicando capítulos de la serie, pero me es imposible sin poder acceder al juego.

Por eso he decidido crear un blog aparte con otra historia distinta, es más adulta y quizás pueda resultar más aburrida por eso de no tener imágenes con las que acompañar el texto, pero si os animáis y sentís curiosidad os invito a que paséis por allí y le echéis un vistazo. ¡Un beso!

Aquí os dejo el link:

miércoles, 9 de octubre de 2013

Más relato...

¡Y a ver si lo acabamos de una vez!

¡Buenas a todos! Si, sigo viva ^^

Después de las vacaciones y otra nueva mudanza (estoy que me salgo este año xD) aquí os traigo por fin la continuación del Relato: Golpes del Destino.

Puede que este capítulo se haga algo más tedioso por contener mucha conversación, y lioso quizás, pero en él he intentado aclarar algunas dudas que han podido ir surgiendo sobre la historia de Édora y los Vanar, y creo que contiene información muy interesante sobre ellos, y que ésta os ayudará a entenderlos mejor (¡o eso espero!). La verdad es que aunque pueda resultar aburrido yo me divertí bastante haciéndolo, sobre todo porque me gusta reunir a esta familia tan curiosa y tratar de sacar a relucir el carácter de cada Laremion, tan distinto pero a la vez tan marcado.

Estad muy atentos a lo que se diga en él, pues esta trama está bastante relacionada con la historia principal, y en especial con los siguientes capítulos de la serie.

Un saludo y perdonad como siempre mis ausencias, ¡un beso enorme para todos!

RELATO: Golpes del Destino X (Primera Parte)

Golpes del Destino: Capítulo X

(PRIMERA PARTE)

Al llegar a casa de los Lehman, Alidaen saludó a Herald y su esposa y subió directa a su cuarto. A los pocos minutos, Herald llamó a la puerta.
-          ¿Puedo pasar?

-          Un momento.

Terminó de ponerse su pijama de ovejas y cedió el paso a su tutor.

-          ¿Cómo te ha ido hoy? ¿Has vuelto a visitar a tu abuela?

Alidaen asintió con la cabeza, temiendo que notase algo extraño en ella. Algo que la delatara por haber besado a un chico, por ejemplo. Pero por suerte para ella, Herald no tenía poderes que le ayudasen a leer la mente (o los labios).

-          ¿Te pasa algo?

Alidaen negó y Herald se encogió de hombros, no dando demasiada importancia al palpable nerviosismo de la muchacha. Llevaba unas semanas bastante callada desde que le levantaron el castigo, y las constantes visitas al cementerio empezaban a darle mala espina. 
 -          Bien, he venido para decirte que Isabelle y yo hemos estado hablando y hemos decidido que lo mejor para ti será que vuelvas a incorporarte al instituto cuanto antes.

-          - aquello no le hacía ninguna gracia, pero no podía negarse a volver si era lo que querían sus tutores legales - ¿De verdad?

-          Sé que no te hace ilusión, pero verás como no vuelven a molestarte. He hablado directamente con el director y a la mínima queja volverá a expulsarlos.

-          Como queráis.

-          ¿Seguro que va todo bien, Alidaen?

-          Sí, es sólo que me da un poco de miedo volver.
 Herald la miró preocupado, desde que lo supo temió que aquel muchacho hubiese hecho algo más que amenazarla y burlarse de ella, pero Alidaen se negaba a hablar del tema y sin saberlo a ciencia cierta no podía hacer nada contra ese malnacido.

-          ¿Quieres hablar de ello? ¿Hay algo que no me hayas contado?

-          No, sólo quiero descansar un poco.

-          Como quieras, pero si me necesitas ya sabes que aquí me tienes. Puedes confiar en mí.

-          Lo sé, muchas gracias por todo.

-          No tienes que darlas. Buenas noches, Alidaen.

-          Buenas noches señor… - la chica hizo una pausa para corregirse y llamarlo por su nombre, tal y como ya le había pedido antes -Herald.

Al volver a quedarse sola, Alidaen se olvidó rápidamente de su temor a aparecer por ese  instituto para recordar con detalle su último encuentro en el cementerio. Se tumbó en la cama y cerró los ojos, acariciando con la yema de los dedos los labios que hacía unos minutos había compartido con Thaerion.
 Y durante horas se negó a conciliar el sueño para volver a revivir una y otra vez en su cabeza el recuerdo de su primer beso.

***
El día después de su escapada para verla, y tras haber dormido unas escasas dos horas, Tanathya llamó a su puerta para anunciarle que su padre quería reunirlos a todos durante el desayuno para darles una noticia importante.
 -          ¡Thaerion! ¡Levanta el culo de la cama y baja al salón pero YA! – dio varios golpes para enfatizar un poco más y meterle prisas. – ¡Padre quiere hablar con nosotros!

A pesar de las exigencias de su hermana, Thaerion se vistió con calma y echo un vistazo al patio exterior desde la ventana de su cuarto. El Sol estaba oculto tras espesos nubarrones grises, y el ambiente, pese a estar la primavera bien avanzada, era húmedo y muy frío.
 Según su madre, días como aquel eran presagio de malas nuevas. Y teniendo en cuenta que era su padre el que había mandado reunir a todos sus hijos (después de meses sin apenas dirigirles la palabra) esperaba no tener que darle la razón.

-          Sentaos – ordenó el cabeza de familia al llegar al salón principal.

Los tres hermanos tomaron asiento, colocándose los dos mayores a cada lado del menor. Rethan en cambio permaneció de pie frente a ellos, mirándoles fijamente. Kheran tenía la vista fija en sus manos entrelazadas, absorto en sus pensamientos, y Tanathya se mostraba cautelosa lanzando miradas intermitentes entre unos y otros. 
 -          Intentaré ser breve en daros la noticia, ya que se trata de un asunto que he meditado largo y tendido y no hay vuelta atrás. No quiero quejas de ningún tipo ni reproches. ¿Está claro?

-          Pues empezamos bien…- murmuró Thaerion.

-          Si, padre – respondió el mayor dándole un pequeño codazo disimulado - Continúe, por favor.

El chico frunció el ceño y se cruzó de brazos, esperando que siguiese hablando.

-          Aunque quizás sea conveniente que os informe antes del tema que quiero tratar para evitar preguntas innecesarias.

Todos parecían conformes, así que comenzó hablando del motivo principal por el que los había reunido.
 -          Como ya sabéis…es por culpa de una maldición que estamos atrapados en este mundo – por el tono de su voz y la mirada fugaz de su padre, Thaerion se dio inmediatamente por aludido – han pasado diecisiete años desde que fuimos despojados de nuestros poderes y alejados de nuestro deber divino. Lo que en Édora sería un fugaz descanso, en este mundo se convierte en todo un infierno en el que nuestros cuerpos, antaño imperecederos, se marchitan como si fuésemos simples mortales.

Thaerion miró sorprendido a su padre, era la primera noticia que tenía de ello. Pues pensaba que incluso ahí, tanto su padre como sus hermanos eran inmortales. Rethan notó el cambio en el rostro de su hijo y trató de continuar con su explicación para que lo entendiese mejor.

-          Si bien es cierto que vivimos muchos más años y no envejecemos a la misma velocidad que un humano, es posible que el paso del tiempo nos afecte y tarde o temprano nos lleve irremediablemente a perecer si continuamos en este mundo – Rethan hizo una pausa y se dio la vuelta hacia la chimenea para ocultar su rostro. 
 -          Y no sólo eso…sino que ahora somos vulnerables al acero, y como por desgracia habéis averiguado, una simple daga podría provocarnos una herida tan mortal como la de cualquier arma bendecida por los dioses – a pesar de su fortaleza, su tono de voz menguó al continuar hablando - De no haber estado confinados a este lugar…vuestra madre continuaría con vida junto a nosotros y la tragedia nunca hubiese ensombrecido nuestra casa.
 Todos guardaron silencio unos segundos, era la primera vez que Rethan hablaba de lo ocurrido, y supieron al instante que el dolor por la muerte de Erailne aún seguía muy presente en su padre. Al que estaban seguros de que nunca verían recuperarse del todo.

Incluso Thaerion, con el que nunca había tenido ninguna empatía, se sintió conmovido por su dolor.
 -          Es por ese motivo, por el que desde que pusimos un pie en esta tierra, y en especial desde el día de su muerte…no he cejado ni un solo día de buscar el modo de volver a Édora y deshacernos de la maldición que sume a nuestra familia en una continua desdicha.

-          Todos deseamos volver, padre – comentó Tanathya – pero no hay modo de hacerlo. Y creo que debemos tratar de continuar con nuestras vidas.

-          Hay un modo – interrumpió Kheran instando a su hermana a guardar silencio – por favor padre, prosiga.

Tanathya y Thaerion miraron inmediatamente a Rethan, sorprendidos por la afirmación de su hermano. Y mientras la esperanza iluminó las facciones de la Vanar, la sombra de la preocupación nubló las del menor.
 -          Es cierto, hemos encontrado una manera de volver a Édora y recuperar nuestros poderes - admitió dándole la razón a su primogénito - Existe un modo de crear un enlace entre los dos mundos.

-          ¿Cómo es posible? ¿Quieres decir que podemos volver a servir en la guerra contra los Dalar?

Tanathya estaba exaltada, y a pesar de las previas advertencias de su padre era incapaz de reprimir su entusiasmo y preguntar. Aun así Rethan no se molestó, y continuó hablando temiendo la reacción del menor de sus hijos.

-          Así es - contestó con calma - Durante años hubo una aliada que nos ayudó desde las sombras a estudiar el modo de devolvernos a nuestro mundo, pero un desafortunado incendio acabó con su vida. Y así con la única esperanza que nos quedaba de recuperar lo que es nuestro.

Thaerion estaba escuchando atentamente a su padre cuando le vino a la cabeza, justo en ese momento, la noticia de un trágico incendio en Midnight Hollow, un pueblo vecino, ocurrido hacía aproximadamente unos cinco o seis años. 

Rethan por aquella época había estado más ceñudo de lo normal, y ahora empezaba a suponer el motivo. 
 En él había muerto una mujer de mediana edad dejando a una hija de once años huérfana, que había sobrevivido milagrosamente. Según las noticias, hubo numerosos heridos graves al extenderse por el bosque y las casas adyacentes. Debido a su gravedad, y al haber estado a punto de llegar al propio Riverview, tuvo una gran repercusión en los medios. Que rápidamente alertaron a todos los vecinos y desalojaron numerosos hogares.

El hogar de los Laremion fue uno de los que corrían peligro de ser alcanzado por el incendio al estar a las afueras y muy cerca del bosque, pero Rethan se negó a abandonar su casa y resguardar a su familia en un refugio con el resto. Cuando intentaron desalojarlos, se opuso tan rotundamente que hasta la policía temió enfurecerlo.

Finalmente los bomberos lograron detener a tiempo las llamas, pero aquel hecho hizo que en el pueblo les mirasen con aun más temor, pues algún listo con exceso de imaginación se había dedicado a extender el rumor de que los Laremion no temían al fuego porque eran inmunes a él. Se notaba que ninguno conocía el orgullo de su padre…capaz de condenarlos a morir abrasados con tal de no aceptar la ayuda de simples humanos.
 El muchacho se preguntó si aquel hecho no estaría relacionado, y si esa mujer que murió quemada no sería la misma de la que su padre hablaba.

-          Hace poco…descubrimos que hay alguien más que conoce el secreto del Portal, la clave para volver a Édora.

-          ¿Un Portal?

-          Exacto, una Grieta de Manä capaz de devolvernos a nuestro mundo.

-          P-pero eso es…increíble ¿Cómo no sabíamos nada hasta ahora? – preguntó algo contrariada - ¡Habríamos hecho todo lo posible para ayudar! ¿Madre lo sabía?

Kheran contestó esta vez, negando con la cabeza.

-          Madre no sabía nada.

-          ¿Y tú lo sabías y no me dijiste nada?
 Tanathya empezaba a sentirse ofendida, pues consideraba que algo así debería haberse hablado antes. Y odiaba que la excluyesen sólo por el hecho de haber nacido mujer, cuando en Édora había demostrado ser mejor que la mayoría de los hombres a los que se había enfrentado.

-          Yo tampoco lo supe hasta hace unas semanas, Tanya – contestó el mayor intentando tranquilizarla – por favor, escucha a padre.

-          No hay tiempo para discusiones, aun queda hablar de lo más importante y me estoy alargando demasiado. Si no os lo dije antes fue porque no pensaba hacerlo hasta estar cien por cien seguro de que era factible, y sinceramente, después de la pérdida de la única persona que creía que podría ayudarnos…perdí la esperanza de que fuese posible – suspiró, frotándose las sienes algo cansado - Hasta hace unas semanas, cuando vuestro hermano me dio la clave para ello.

A pesar de ser algo claramente positivo para ellos, Rethan parecía disgustado al decir esto último, y Thaerion supo que no era algo que a él le hiciese demasiada gracia ni en lo que confiaba ciegamente. Por lo que estaba seguro de que habría algún otro motivo por el que había decidido avisarles antes de tener una certeza.

-          Kheran…- Rethan hizo un ademán hacia su hijo, y se sentó pesadamente sobre uno de los sillones frente a la chimenea – continúa.
 Tras eso adoptó una pose pensativa y ceñuda, y se mantuvo al margen de la conversación mientras su hijo proseguía informando a sus hermanos.

-          De acuerdo – continuó – como bien ha dicho nuestro padre, hace poco alguien nos dio información detallada sobre una posible solución, y nos habló extendidamente del funcionamiento de ese Portal y del Manä, el cual todos los Vanar conocemos pero muy pocos sabemos el alcance que puede llegar a tener dominarlo.

-          ¿Manä? – preguntó Tanathya - ¿No se supone que es lo que nos convierte en Vanar?

-          Eso es, aunque es mucho más complejo que eso. Pero deja que continúe explicando.

-          Adelante.

-          Al parecer, esta clase de magia es común en nuestra tierra, ya que emplea una energía que sólo los dioses y sus elegidos, podemos manejar, el Manä. Esa sustancia, o esencia vital, forma parte de nuestro organismo y nos dota de nuestra inmortalidad y poderes, por ejemplo. Todas las criaturas sobrenaturales la poseen, y cuanto más poderosa sea ella, más fuerza de Manä tendrá. El problema es que fuera de Édora, nuestra esencia permanece dormida, y corremos el peligro de perderla si no hacemos algo para evitarlo. A efectos prácticos, aquí somos casi humanos.

-          ¿Y se supone que ese Portal funciona con Manä? – esta vez fue Thaerion el que preguntó.
 -          Así es - afirmó -  pero como comprenderéis…fuera de Édora es imposible encontrarlo, pues no existen nuestros dioses ni  hay criaturas sobrenaturales.

-          Dicen que existen otros dioses…- comenzó a decir Tanathya.

Rethan alzó la voz para ser escuchado.

-          Los humanos de aquí son tan necios que ni ellos mismos se aclaran sobre las deidades que existen y las que no. Es inútil buscar algo de utilidad entre ellos.

-          En realidad…- continuó Kheran – existen humanos, aunque son muy raros,  capaces de en mayor o menor medida atraer el Manä y manejarlo. Estos humanos, por motivos que desconocemos, rinden culto a nuestros dioses y han sido favorecidos por su gracia a pesar de pertenecer a otro mundo, y es precisamente el Manä que corre en su interior el que les da sus poderes.

Kheran sacó un viejo libro y lo abrió por una página que previamente ya tenía señalada, en él aparecía la imagen de una mujer quemándose en la hoguera mientras un humano, ataviado con ropas de hombre santo sostenía un crucifijo en lo alto.
 -          A la mayoría solían llamarlos Brujos o herejes, y los que eran descubiertos acababan torturados y quemados en la hoguera. Hace años hubo una gran masacre por parte de la llamada Inquisición, que acabó con la gran mayoría de ellos. Hoy en día, son casi un mito y nadie cree que realmente tuviesen poderes. Pero sabemos que no es así, pues padre conoció a una de las descendientes de éstas…

-          Pero sus poderes son escasos y ridículos, no pueden hacer casi nada sin Manä, y la única humana que conocía que poseía este don murió – cerró el libro de golpe y lo lanzó a la chimenea – y también lo hizo quemada.

Todos se quedaron en silencio observando como las llamas consumían lentamente el libro que Kheran les había mostrado. 
 A medida que hablaban, el humor de su padre iba empeorando.

-          ¿Y si murió la única Bruja que podía ayudarnos a crearlo? ¿Cómo se supone que vamos a hacerlo? – inquirió Tanathya.

-          Aceptaremos la ayuda de alguien que posee un Diamante de Manä, una reliquia cuyo interior aloja suficiente energía para abrirlo durante unos breves segundos.

-          ¡Pero eso es perfecto! – exclamó Tanathya - ¡Volveremos a nuestro hogar!

-          No lo es – cortó Rethan – pues sólo posee el poder para transportar a una única persona.

-          ¿C-cómo…? ¿Sólo uno de nosotros podrá ir?
 -          Esa persona se encargará de reunir en Édora el Manä necesario para volver a abrir un Portal capaz de trasladarnos junto a nuestro hogar, como el día que fuimos Exiliados. Y de ella dependerá nuestro futuro como Alados.

-          Padre, dejadme que sea yo quien lo haga – rogó la mujer, quien deseaba con todas sus fuerzas volver para servir en la guerra – mataré a tantos Dalar que su energía creará un Portal capaz de trasladar a todo el pueblo.

-          Confío en que lo conseguirías – respondió Rethan – pero no es posible.

Tanathya apretó los puños y posó la mirada en Kheran, estaba claro que confiaría a su hijo predilecto una tarea como aquella.

-          Te equivocas – añadió al leer en su gesto - Kheran tampoco volverá a Édora aun. Ni yo tampoco…

Todas las miradas se posaron al instante en Thaerion, que miraba con incredulidad a su padre.
Música: Coldy (Aion OST)

 -          ¿Estáis de broma, verdad?

Rethan ignoró a su hijo y continuó hablando.

-          Aunque cualquier Vanar podría encontrar por medio de la guerra la forma de reunir Manä, sólo uno de nosotros es capaz de absorberlo directamente del recipiente y usarlo en su beneficio.  Siendo esta forma mucho más eficaz y rápida de conseguir.

Thaerion se removió incómodo, no entendía de qué coño estaba hablando su padre, pero algo le decía que se estaba refiriendo a él.

-          Sólo los elegidos del Dios de las Sombras son capaces de obtener de la esencia vital de las criaturas su Manä y usarlo a su antojo. Son tan poderosos que incluso son temidos entre los Alados y repudiados por ellos, y su poder es tal que a menudo se dice que nacen malditos, pues la tragedia suele acompañar a aquellos que nacen con ese don.

La acerada mirada de su padre lo atravesó al decir esto último.
 -          Fue el nacimiento de uno de estos Vanar el que provocó nuestro Exilio…y paradójicamente, será precisamente él quien nos lleve de vuelta a Édora - Una sonrisa tan cansada como irónica relajó un poco sus duras facciones tras concluir. - Enhorabuena, Thaerion.

El muchacho se quedó boquiabierto, incrédulo por lo que acaba de oír, y Tanathya rápidamente salió en su defensa.

-          Pero padre ¡es una locura! Thaerion no ha recibido ningún entrenamiento, es demasiado joven y la vida en Shelüne demasiado dura, no aguantaría ni una semana viviendo allí. Sería condenarle a él y condenarnos a nosotros en este mundo. Tanto Kheran como yo estamos más capacitados para hacerlo.

-          Debemos confiar en nuestro hermano, Tanya. Ahora nuestro futuro depende de él. Y sé que hará todo lo posible para lograr tener éxito en este cometido.

-          No me lo puedo creer – contestó ella - ¿Tú estás de acuerdo en todo esto?
 -          Si padre ha decidido que sea así será porque es lo mejor para nuestra familia.

-          Será la oportunidad de demostrar que Thaerion es un verdadero Laremion – zanjó Rethan.

-          ¡Y una mierda! – exclamó el aludido sorprendiendo a sus hermanos - ¡será la oportunidad perfecta para deshacerte de mí! ¿Me has tomado por estúpido? ¿Piensas que voy a creer que lo haces porque confías en mí?

-          ¡Se respetuoso, Thaerion! – le ordenó Kheran.

-          ¿Qué sea respetuoso? ¿Qué respeto quieres que sienta hacia alguien que siempre me ha culpado de todas las desgracias de esta familia?
 Rethan caminó directo hacia su hijo y lo agarró del cuello obligándole a sostener su mirada.

-          Harás lo que yo te ordene o morirás aquí mismo como un traidor. Soy tu General antes que tu padre, recuerda esto antes de volver a atreverte a contradecirme.

Thaerion entrecerró los ojos e intentó tragar saliva, le costaba  hasta respirar por la presión que ejercía la poderosa mano de su padre.
 -          Padre…calmaos, os lo ruego.

Kheran posó la mano en el hombro de Rethan y este lo apartó con un empellón, pero logró calmarle. 
 -          Dentro de una semana se abrirá el Portal, y espero que estés preparado para cumplir con tu deber por una vez en tu vida.

Tras esto, y sin decir una palabra más, Rethan abandonó el salón y se dirigió hacia las escaleras. El sonido de sus pesadas botas retumbaba en la sala, silenciando el sonido de la acelerada respiración del muchacho y sus resuellos.
 Thaerion estaba destrozado, no podía dejar de pensar en todo lo que tendría que abandonar para volver a un lugar que ni siquiera consideraba su hogar. Y en especial de pensar en ella, a la que no volvería a ver jamás.

Alidaen era lo único por lo que él había deseado luchar de verdad, y querían alejarlo de ella.
 -          Hermano – Kheran se agachó mirando compasivamente al muchacho, cuya impotencia hacía que las lágrimas que intentaba contener bañasen la madera del suelo - Te está dando la oportunidad de redimirte, volver a Édora es una bendición para un Vanar. Es un todo honor, Thaerion, no un castigo.
-          ¡Yo no soy un Vanar! – exclamó poniéndose en pie con el rostro desencajado por el dolor - ¡Y no tengo que redimirme por nada! ¡Fue él quien engendró la maldición en el vientre de nuestra madre, y quien no tuvo el valor de matarme hace años!

Thaerion salió corriendo evitando así que le viesen en ese estado, y antes de que pudiesen detenerlo tomó a su caballo y huyó de casa.

“¡No soy un Vanar! – gritaba su interior - ¡Y nunca volveré a Édora!” 

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